Esperando que me auxilien,
dentro del auto encajado
entre caracolas a orillas del mar,
le escribía un poema con letras filigranas,
me sentía una Reina.
Pronto aparecieron ellos,
como negros esclavos lo arrastraron con cadenas,
saliendo airosos festejaron.
Ignorando su ayuda seguía entre mis letras,
se las enviaría como si fuese desde un palacio.
El viento arrasó con mis hojas, el mar furioso las ahogó
y las enterró en la arena,
la soledad me opaco lo imaginado!
Qué mala suerte lo de tus hojas, pero al menos saliste del atolladero en el que estaba tu auto y pudiste contarnos la historia.
ResponderEliminarAbrazos.
Rafael ...me alegra que te llegaron mis letras.
EliminarGracias
un beso
Amiga Dortis,tu eres pura poesia,tus sentimientos se reflejan en tus escritos.
ResponderEliminarDesde Andalucia te envio un fuerte abrazo